3 de octubre de 2009

La caída del muro de Berlín


Alemania se dividía en dos. La construcción del Muro de Berlín ya era una realidad. La República Federal y la República Democrática Alemana estaban fragmentadas por una pared. “Nadie tiene intención de construir un muro”, expresaba el Jefe de Estado de la RDA, Walter Ulbricht, dos meses antes de la construcción. Sus palabras quedaban en el olvido.

Por Huber Ezequiel Baca

El 13 de agosto de 1961, miembros de la policía fronteriza alemana comenzaban a detener la circulación de vehículos y personas, impidiendo el tránsito del lado oeste de Berlín hacía el este. Las líneas de los ferrocarriles interurbanos de Berlín Occidental, hacían su recorrido sin realizar paradas del lado oriental. Los soldados germano-orientales, junto a sus tropas, iniciaban a rodear con alambres de púas la capital alemana. Tres días después, un grupo de obreros reemplazaban a los policías y finalizaban la pavimentación de un bloque de 4 metros de alto y 166 kilómetros de largo; de los cuales 45 cortaban la ciudad de Berlín en dos partes. Más de 16.000.000 millones de marcos alemanes costaban la construcción del muro, que se encargaba de dividir a Alemania en dos.

Alemania Oriental sostenía que el muro tenía como fin cuidar de sus habitantes contra los ataques fascistas occidentales. No obstante, el objetivo real era otro: evitar la evasión de millones de ciudadanos disconformes con el sistema comunista implementado por la Unión Soviética. Casas, familias, calles y plazas estaban siendo divididos por una pared. La situación de restringir la libertad ponía en alerta a los ciudadanos.

Mientras tanto, la reacción de Alemania Occidental ante la edificación del muro no se hacía esperar: al día siguiente presentaban fuerzas militares en la frontera; dos días después, establecían comunicación con el comandante soviético de Berlín y, 72 horas luego, ejercían una manifestación en protesta ante Moscú. Las ideologías y los sistemas socioeconómicos eran desiguales entre ambas partes. Los habitantes de los Estados disponían de documentación diferentes, aunque para la concepción jurídica occidental, todos tenían la misma nacionalidad: alemanes.

Para los habitantes de Berlín Oriental y los ciudadanos de la RDA estaba prohibido superar la frontera. Ya no se podía entrar más a la RDA desde Berlín Oeste. A pesar de que se establecía un acuerdo en 1963, que permitía que miles de berlineses del oeste visitaran a sus familiares del lado este una vez al año, el caos comenzaba: cientos de personas eran asesinadas en el intento de atravesar el muro.

La frontera se ampliaba cada vez más y, también, se perfeccionaba el sistema de control de personas. Algunos podían escapar, otros eran asesinados por soldados fronterizos. Un escape célebre e internacionalmente conocido se llevaba acabo los días 3, 4 y 5 de octubre de 1964, cuando 57 ciudadanos se fugaron cruzando un túnel excavado por los alemanes occidentales. Diez años después, Alemania Oriental y Occidental establecían relaciones diplomáticas. Se firmaron tratados que garantizaban el libre acceso a Berlín por carreteras y otros que definían relaciones entre la RFA y la RDA; incluyendo la facilitación de trámites necesarios para los permisos de viaje. Al mismo tiempo, Alemania Oriental exigía que se lo considerase un estado soberano, pero esa propuesta no llegaba a buen puerto y era rechazada por Alemania Occidental. A pesar de esa negativa, las relaciones entre las partes avanzaban.

Se hacía esperar, pero finalmente el día iba a llegar. El 2 de mayo de 1989, soldados húngaros comenzaban a desarmar la barrera que limitaba con Austria. En Alemania Oriental empezaban a reclamar la salida de su país. En septiembre, las manifestaciones en Leipzig (ciudad alemana), se extendían a otras ciudades de la RDA. “Nosotros somos el pueblo”, era el lema que utilizaban miles de ciudadanos de la RDA, que exigían la libertad de opinión y de circulación. El 30 de ese mes, Erich Honecker, posterior Jefe de Estado de la RDA, autorizaba la salida de 10.000 fugitivos desde la embajada de Praga (Checoslovaquia). Por ese entonces, la RDA cierra la frontera con Checoslovaquia.

El 17 de octubre Erich Honecker renunciaba a su cargo como Jefe de Estado. Las manifestaciones contra el Gobierno de la RDA seguían incrementándose. El 9 de noviembre, se hacía el anuncio oficial; mediante conferencia de prensa se comunicaba que los habitantes de Alemania Oriental podrían cruzar la frontera sin ningún permiso especial. La población de RDA se hacía presente frente al muro con martillos, picos y mazas. La osadía terminaba. El muro era derribado por los berlineses. Después de 28 años que el muro mantuvo su vigencia, más de 5 mil personas trataron de escapar; 100 personas murieron en el intento, varios asesinados por la guardia fronteriza de la DDR. Finalmente, el 1 de Julio de 1990, Alemania Oriental y Occidental se unificaban. Así, concluía todo un proceso negro de la historia mundial. Así, llegaba esa libertad tan ansiada.

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